domingo, 22 de mayo de 2011

CADA SEIS SEGUNDOS UN NIÑO MUERE DE HAMBRE EN EL MUNDO





Un reciente informe del Programa M
undial de Alimentos de (FAO) de Naciones Unidas, dio a conocer que el nú
mero de personas que sufrirán hambre crónica este año es de 925 millones: 98 millones menos respecto a los 1 023 millones calculados en 2009, por lo cual resultará muy difícil el logro del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM), relacionado con la disminución del hambre en el mundo para el 2015.
"Con un niño que muere cada seis segundos debido a problemas relacionados con la desnutrición, el hambre sigue siendo la mayor tragedia y el mayor escándalo del mundo", aseguró el Director General de la FAO, Jacques Diouf.

Y agregó que “los recientes aumentos de los precios de los alimentos podrían perjudicar los esfuerzos para nuevas reducciones en la cifra de personas hambrientas en el mundo”.

Las cifras citadas corre
sponden al informe anual El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2010 (SOFI, por sus siglas en inglés), que será publicado de forma conjunta por la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en octubre próximo. Las cifras fueron anunciadas en vísperas de la cumbre que tendrá lugar del 20 al 22 de septiembre en la ciudad norteamericana de Nueva York, con vistas a acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODMs), el primero de los cuales pretende poner fin al hambre y a la pobreza.

En mayo pasado Diouf presentó la campaña One billion-hungry (mil millones de hambrientos), en la que exhortó a los principales líderes y dirigentes de todos los países del Orbe a actuar, con urgencia y firmeza, para poner fin al hambre. Al respecto, hasta la fecha, más de medio millón de personas han firmado una petición en Internet que exige a aq
uellos priorizar el problema de la reducción del hambre en el mundo.


De los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio acordados de forma solemne por la ONU en 2000, el ODM 1 se comprometía a reducir a la mitad el porcentaje de personas hambrientas entre un 20 y un 10 por ciento en 2015. Sin embargo, a cinco años de finalizar el plazo, ese porcentaje se sitúa actualmente tan sólo en un 16 por ciento.

Previamente, en 1996, una Cumbre Mundial sobre la Alimentación fijó, por vez primera, la meta cuantitativa de reducir a la mitad la cifra de personas hambrientas desde aproximadamente los 800 millones que existían en 1990-92 a cerca de 400 millones para 2015. Alcanzar ese objetivo significaría reducir el número de hambrientos en más de 500 millones durante los próximos cinco años.

Para la gran mayoría de los especialistas de la FAO resultan paradójicas cuestiones como que la gran mayoría de los hambrientos del mundo habite en las áreas rurales de los países en desarrollo; además de que no obstante el desarrollo tan ascendente de la Ciencia y la Tecnología y la existencia (como nunca antes) de condiciones tan favorables para el logro de una gran calidad de vida, en este mundo actual tan extraordinario la cifra de personas desnutridas continúe incrementándose --incluso en períodos de elevado crecimiento económico y precios relativamente bajos--, lo cual indica (alegan) que el hambre es un problema estructural.

Mas habría que preguntarle a cada uno de esos analistas si en lo calificado como estructural, interviene el tema relacionado con los consabidos derechos humanos, enarbolados por parte de algunos representantes de naciones ricas, quienes se vanaglorian de ser magníficos oradores en tribunas internacionales. Y junto a ellos, con el transcurrir del tiempo, el surgimiento de un problema urgente de solución en la palestra internacional: el calentamiento global.

El cambio climático del Planeta está generando consecuencias funestas para la humanidad, incluso, hay quienes se han atrevido a vaticinar el año 2050 como el comienzo del fin. Ciertamente, los niveles de contaminación y emisión de gases se están elevando continuamente al punto de poner en peligro las condiciones normales de vida para las próximas generaciones. Entre sus efectos más preocupantes está la rápida descongelación de los glaciares.

Por otra parte los esfuerzos actuales por pasar de los combustibles tradicionales a los biológicos están provocando un incremento de los precios de los alimentos, y de la deforestación a nivel mundial. De hecho, una nueva oleada de millones de hambreados está surgiendo en extensas áreas geográficas del globo, principalmente en América Latina y África. Se están destruyendo bosques tropicales para sembrar cultivos destinados a la elaboración de biocombustibles, fenómeno que ya está trayendo consigo la reducción de las tierras disponibles para la producción de alimentos. En este caso cultivos de caña de azúcar, maíz y soya –hasta la fecha, pues existen otros ya en investigación--, para la producción de etanol como elemento energético para la industria automotor de las naciones ricas, especialmente de Estados Unidos. Se calcula que para llenar el tanque de un automóvil con biocombustibles (cerca de 50 litros) son necesarios 200 kilos de maíz, lo que es suficiente para alimentar a una persona durante un año. Por ejemplo, en un país como México, donde el maíz constituye el 45% de los gastos de una familia pobre las tortillas elaboradas con ese producto elevaron su precio en más de un 400 por ciento. Asimismo, los llamados acuerdos de libre comercio ó TLC han destruido la producción interna de algunas naciones latinoamericanas que han pasado a la categoría de eminentemente importadoras de productos alimenticios, entre otros.

Josette Sheeran, directora ejecutiva del PMA, señaló a medios de prensa en fecha reciente que “(…) No es el momento de bajar la guardia. Tenemos que mantener a raya el hambre para garantizar la estabilidad y proteger las vidas y la dignidad de las personas”, afirmó.

Pero, actualmente, no son medidas cosméticas las que necesita la humanidad hambreada (mayoritaria) del globo por parte de determinados organismos internacionales o de instituciones benefactoras. Es mucho más que esto.

Ojalá la cordura se imponga más temprano que tarde en muchos gobernantes pues, hasta el momento, todo parece indicar que el problema Hambre en el Mundo continúa siendo un punto más en la agenda de aquellos oradores de naciones ricas a quienes les causa sumo placer hablar o dialogar acerca de los consabidos derechos humanos en el mundo. De seguro, ninguno de sus hijos ha padecido o ha muerto por hambre.

Cuánta vigencia continúa (y continuará) teniendo aquel discurso pronunciado por el Líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, ante el XXXIV Período de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, efectuado en Nueva York, el 12 de octubre de 1979. A continuación, algunos de sus fragmentos:

“…Se habla con frecuencia de los derechos humanos, pero hay que hablar también de los derechos de la humanidad.

“¿Por qué unos pueblos han de andar descalzos para que otros viajen en lujosos automóviles? ¿Por qué unos han de vivir 35 años para que otros vivan 70? ¿Por qué unos han de ser míseramente pobres para que otros sean exageradamente ricos?

“Hablo en nombre de los niños que en el mundo no tienen un pedazo de pan; hablo en nombre de los enfermos que no tienen medicinas; hablo en nombre de aquellos a los que se les ha negado el derecho a la vida y la dignidad humana. “Unos países tienen mar, otros no; unos tienen recursos energéticos, otros no; unos poseen tierras abundantes para producir alimentos, otros no; unos tan saturados de máquinas y fábricas están, que ni respirar se puede el aire de sus atmósferas envenenadas, otros no poseen más que sus escuálidos brazos para ganarse el pan.

“Unos países poseen, en fin, abundantes recursos, otros no poseen nada. ¿Cuál es el destino de estos? ¿Morirse de hambre? ¿Ser eternamente pobres? ¿Para qué sirve entonces la civilización? ¿Para qué sirve la conciencia del hombre? ¿Para qué sirven las Naciones Unidas? ¿Para qué sirve el mundo?

“No se puede hablar de paz en nombre de las decenas de millones de seres humanos que mueren cada año de hambre o enfermedades curables en todo el mundo. No se puede hablar de paz en nombre de 900 millones de analfabetos…”.

Algunos datos importantes

Actualmente, más del 70 por ciento de la población mundial –unas mil millones de personas--, que vive en condiciones de extrema pobreza reside en áreas rurales
- Dos tercios de la población con mayor grado de desnutrición en el mundo se concentra en siete países: Bangladesh, China, la República Democrática del Congo, Etiopía, India, Indonesia y Pakistán
- La región con mayor número de personas desnutridas continúa siendo Asia y el Pacífico, con 578 millones
- La proporción de desnutridos más elevada está dada en África subsahariana, con un 30 por ciento de la población equivalente a 239 millones de personas
- Cada seis segundos, un niño muere a causa de hambre en el mundo.

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